Una práctica de protesta que ellos utilizan es el denominado "escrache" que como ellos mismos afirman, consiste en informar al diputado y a todos sus vecinos de la indignación y el desacuerdo de la ciudadanía frente al drama y el problema de la vivienda que estamos viviendo en España.
Hace unos días el ministerio del interior tomaba medidas en contra de esta práctica asignando un perímetro de 300 metros de cordón policial frente a la vivienda del diputado o parlamentario afectado.
El gobierno, por su parte ha hecho declaraciones opinando sobre estas prácticas que las han descrito como propias del Nazismo o acoso al parlamentario.
Pero eh, paremos un momento. El gobierno se queja de que la ciudadanía se manifieste en frente de sus casas por no estar de acuerdo y los llaman Nazis. Lo triste del asunto no es el "pobre diputado/a" que tiene que sufrir el escrache, si no que hayamos llegado hasta este punto. Hemos agotado todas las vías posibles para intentar frenar el drama de los desahucios: cadenas humanas en el momento de sacar a una persona de su casa, una iniciativa legislativa popular que ha sido modificada al antojo del partido popular, diálogo con los bancos, apoyo a las familias, manifestaciones pacíficas y un millón de actuaciones más. Lo realmente triste no es que el diputado se sienta ofendido, es que hayamos de ir a su casa a gritar, porque todas las vías utilizadas para parar este drama han sido rechazadas.
Un poquito más de cabeza a los políticos que dejan de lado el problema de aquellos que se quedan sin casa por los bancos, escuchad más a la ciudadanía y entonces no harán falta escraches que, por cierto, tanto os molestan.
Por último, solo quería añadir una cosa: SÍ SE PUEDE.
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